jueves, 29 de diciembre de 2011

Cazorla I

A pocos kilómetros de casa de Vanesa, la carretera por la que ella y David nos guiaban comenzó a ascender y girar en una sucesión de curvas y contracurvas, que bien podían ser las de nuestra Asturias, sino fuera por la vegetación que veíamos dominada por los pinos y las plantas aromáticas.


Una parada para fotografiar el paisaje y mirar al valle, nos descubría una vistas maravillosas, estamos en Andalucía, en las estribaciones de la Sierra del Cazorla, un mundo para nosotros desconocido y del que pronto iba a quedarme yo enamorado. Cada lugar de la Tierra es diferente, pero todos tienen su encanto, sólo es cuestión de verlo. Y desde luego Andalucía lo tiene y Cazorla no se salva de ello, lo tiene a raudales.



Tras desviarnos un poco, la carretera dio paso a una pista, que internándose en el Pinar, nos iba llevando a lugares desconocidos y de gran belleza, que esconden tesoros naturales que merece la pena descubrir. En el interior del Pinar, en su sotobosque, fijándonos bien pudimos descubrir los excrementos de un ciervo, no debían de andar muy lejos.



No se hicieron esperar mucho y tras ver un par de ellos en principio entre la espesura del bosque, les siguieron algunos grupos más, todos ellos a corta distancia. Esto nos permitió disfrutar durante algunos segundos cada vez de la vista de estos bellos animales. El ciervo Cervus elaphus, es sin duda el mayor cérvido de la Península, uno de los trofeos más aclamados por los cazadores y aquí en la espesura de Cazorla parecían encontrarse en su medio perfecto.




Aquí el bosque se asienta sobre suelos diversos, que van cambiando de unas zonas a otras. La construcción de la pista por la que discurrimos nos permite ver en algunos sitios la potencia de los suelos, con una variada composición de tierras y un riqueza cromática que nos hacía olvidarnos a veces del resto del bosque.




Pero el suelo iba cambiando en otras ocasiones lo que veíamos era caliza desnuda, pasada por el agua que jugando en ella, la iba convirtiendo en lapiaces de caprichosas formas como la que vemos aquí con dos grietas de más de 60 cm de profundidad que tal parecen una huella de un animal excavada en la roca.


Pero esto no son todas las sorpresas que este bello espacio nos tenía deparado al equipo de Aspra y a David y Vanesa, había bastante más empezando por la flora que os dejo para el próximo día...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si te parece interesante déjame tu comentario por favor.

Muchas gracias.