lunes, 12 de diciembre de 2011

Olivares

Después de un largo parón vuelvo a escribiros sobre mis andanzas por la naturaleza. Creo que toca cambiar un poco el rumbo de esta bitácora y ampliar horizontes eliminando lo de asturiana de su nombre, y dedicando mis post a la naturaleza allá donde me lleve mi trabajo o mi tiempo libre.

Tras una estancia de dos meses trabajando con la consultoría ambiental Aspra en Andalucía, empiezo mi nueva andadura por esas tierras y quizás con lo que es más característico de la misma, la oliva.

Cuando llegaba a Andalucía sonaba en mi cd Andaluces de Jaén en la voz como no, de Paco Ibañez. Largos años de aceituna han cambiado cultivando la fisonomía de esa tierra, convirtiendo los encinares en extensiones sin fin de aceituna. Allá hasta donde se pierde la vista no se divisa otra cosa en algunas partes, que olivares.


 Cuando uno se mete dentro la vista se nubla y no ves más allá que hileras de Olivares, verdes hojas, cambiante tierra, cuando marrón, cuándo roja o blanca o gris.


La tierra limpia en círculos bajo cada olivo para que nada se le reste a este oro líquido, y las ramas cargadas de olivas. Olivas verdes


Olivas rojas


Casi negras

Y brillantes


Mire a donde mire el olivo lo domina todo, lo invade todo, el trabajo, la industria olivarera, los productos para el aceite, la recogida de la aceituna y los campos. Andaluces de olivar, aceituneros altivos, decidme en el alma de quien, ¿de quien son esos olivos?

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