jueves, 2 de mayo de 2013

Aprendiendo de un Maestro (II)


... la verdad que anunciaban nieve para 600 metros y sabíamos que sobrepasaríamos esa cota por dónde íbamos a entrar, pero la emoción de lo que nos esperaba ese día no nos importó a las aproximadamente 20 personas que aparecimos allí por la mañana.


Y como me dijeron el otro día... y la nieve cayó, y vaya si cayó, casi no nos dejó tregua mientras estuvimos por encima de los 600 metros, pero eso nos permitió ver estampas como esta rama de un haya con las hojas jóvenes saliendo, un manto blanco sobre la madera y los líquenes al final de la misma, bajo la nieve.


Nunca había fotografiado la nieve cayendo, y con los sabios consejos de Formentí, conseguí congelar en el aire algunos de los copos que no dejaban de caer.


y entre tanta nieve, encontré este sol blanco, clavado por una flecha rematada en flor ¿alguna vez habíais visto algo semejante?



Entre tanto blanco y tanto verde, la ropa de una compañera de aventura era la nota de color..


Y unos metros más arriba la nota de color era la lucha que estas primaveras mantenían por no sucumbir al frío helado de la nieve y su peso, semidoblegadas se resistían a tocar suelo y darse por rendidas.


Poco a poco tocaba volver a bajar, y tras escapar a paso rápido de lo que parecía el comienzo de una tormenta seria de rayos y truenos, con la calma volvimos nuevamente a sacar la cámara y a congelar más copos de nieve.


Nuevamente se nos aparecían los soles juntos y clavados por más lanzas rematadas en flor, aunque no estaban tan congelados como el anterior.


Cuando uno puede disfrutar de cosas así ¿qué importa el dolor de las manos por el frío?



... Continuará


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